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Historia LGBT rusa y global

La homosexualidad en el Imperio ruso del siglo XVIII: leyes homófobas importadas de Europa y su aplicación

De Pedro el Grande a Alejandro I.

  • 16 min

El siglo XVIII fue una época en la que Rusia se fortaleció con rapidez y fue convirtiéndose, cada vez más, en una de las potencias más influyentes de Europa. En ese mismo periodo, el Estado fijó por primera vez una pena por las relaciones sexuales entre hombres en el derecho estatal secular: bajo Pedro el Grande, en 1706, Rusia adoptó una de las opciones más severas, tomada de la práctica de Europa occidental: la muerte en la hoguera. Al principio, sin embargo, esta medida se aplicaba solo al ámbito militar, sobre todo a los soldados rasos.

Este artículo examina cómo surgieron las primeras normas contra el muzhelozhstvo (literalmente, “yacer con un hombre”) y, en general, cómo el Imperio ruso del siglo XVIII trató la homosexualidad, a partir de varios casos penales como ejemplo. Entre ellos hay desde las tiernas cartas de un noble a su cochero, hasta la violencia contra siervos, pasando por un escándalo en un monasterio.

La intensidad de la persecución de las relaciones entre personas del mismo sexo variaba según el periodo histórico. Dependía de muchos factores: cuán visible era el fenómeno, qué pensaba la sociedad al respecto, qué creían y qué hacían las autoridades estatales, el nivel cultural general y qué políticas sociales y valores se consideraban más importantes en cada momento.

En muchos periodos de la historia rusa, las actitudes hacia la homosexualidad fueron más benignas que en varios otros países. Pero no se trató de una línea recta de “siempre tolerante” o “siempre severo”. Más bien fue un movimiento ondulante: de una aceptación relativamente tranquila a castigos duros.

El siglo XVIII puede entenderse como el inicio de un giro: de respuestas comparativamente moderadas hacia la persecución penal.

Una ventana a Europa y los primeros castigos

En 1697–1698, Pedro I (Pedro el Grande) viajó a Europa occidental como parte de la “Gran Embajada”, una amplia misión diplomática destinada a estrechar los vínculos de Rusia con otros Estados y a importar métodos occidentales de gobierno. Visitó, entre otros lugares, Inglaterra y la República Neerlandesa (los Países Bajos). En aquellos países, las relaciones entre personas del mismo sexo se consideraban una grave ofensa contra la moral pública y podían castigarse con la muerte.

Pedro el Grande, en general, aspiraba a reconstruir el Estado “a la europea”, y el ejército se convirtió en uno de los principales ámbitos donde introdujo nuevas normas. Surgieron tropas permanentes, con reglamentos unificados, disciplina, instrucción y un sistema de castigos.

Para ello, Pedro estudió los códigos militares de Europa occidental: recopilaciones de normas con las que se juzgaba y castigaba a los soldados. Muchos de esos códigos mencionaban el “pecado de Sodoma” como una infracción separada. En las normas militares occidentales, este delito conllevaba la pena de muerte, y esa lógica se convirtió más tarde también en un punto de referencia para el derecho militar ruso.

Mapa de los viajes de Pedro I Mapa de los viajes de Pedro el Grande

En 1706, por primera vez en Rusia, se consignó en un texto legal secular un castigo por las relaciones homosexuales: apareció en el Kratkii artikul (“Artículo breve”). Fue compilado a partir del “Código militar sajón”, es decir, se apoyó en modelos jurídicos de las tierras alemanas. El autor del documento fue el alemán Heinrich von Huyssen, que sirvió bajo Pedro el Grande y participó en sus reformas.

Al principio, este código penal militar estaba pensado para los extranjeros al servicio de Rusia, reclutados en Europa. Más tarde se tradujo y se extendió a la caballería rusa, comandada por el príncipe Aleksandr Méshnikov.

El Kratkii artikul prescribía la muerte en la hoguera para las relaciones homosexuales. La hoguera como método de ejecución, en general, era poco frecuente y solía emplearse en casos especiales vinculados con la “herejía”. Sin embargo, no se han encontrado documentos que confirmen la aplicación real y efectiva, en la práctica, de este artículo concreto del Kratkii artikul.

“Capítulo III. Sobre el adulterio, o lo que concierne a quién.

  1. Quien cometa adulterio antinatural con ganado, o un hombre con un hombre cometa infamia, será ejecutado y quemado; el mismo castigo aguarda a quienes incurran en libertinaje con muchachos”.

— del “Artículo breve” (Kratkii artikul)

Diez años más tarde, en 1716, Rusia promulgó un nuevo acto jurídico: el Voinskii ustav (“Estatuto militar”) de Pedro el Grande. Se trataba de un documento más completo, que establecía el orden del servicio en el ejército y describía con detalle qué delitos podían cometer los militares y qué castigos correspondían.

El estatuto también se apoyaba en la experiencia extranjera: incorporaba ideas y formulaciones del estatuto militar sueco, de normas jurídicas sajonas y francesas, y además se basaba en el anterior Kratkii artikul.

El Voinskii ustav enumeraba una amplia gama de delitos: traición, peleas, robo e intento de suicidio, entre otros. En comparación con las prácticas anteriores a Pedro el Grande, parece especialmente severo, porque la pena de muerte podía imponerse no solo por asesinato y traición, sino también por brujería, blasfemia (insultar la religión), expresiones indecentes sobre el monarca, insultos dirigidos a generales, incesto y también por robo si la suma superaba los veinte rublos.

La “sodomía” figuraba entre las conductas punibles, y la disposición se tomó del Kratkii artikul. Pero en la nueva versión el castigo se suavizó: si las relaciones se consideraban consentidas, la condena era un castigo corporal, por ejemplo, azotes o palizas. Los actos forzados, en cambio, se trataban como mucho más graves: podían llevar a la pena de muerte o al destierro a galeras.

Las galeras eran grandes barcos de remo, y el “destierro a galeras” significaba trabajos forzados en condiciones extremadamente duras durante un largo periodo, a veces de por vida. La aparición del destierro a galeras como castigo suele vincularse a la influencia de las normas militares suecas.

En 1720 se adoptó el Morskoi ustav (“Estatuto naval”). Era un conjunto de reglas para la marina y fijaba castigos similares para quienes servían en el mar, extendiendo al servicio naval el enfoque del Voinskii ustav.

“Capítulo XX. Sobre el pecado de Sodoma, la violencia y el libertinaje.

Artículo 166. Si alguien corrompe a un joven, o un hombre comete sodomía con un hombre, ellos — como se menciona en el artículo anterior — deben ser castigados (nota: castigar severamente en el cuerpo). Pero si se hizo por la fuerza, entonces castigar con la muerte o con destierro de por vida a las galeras.”

— del “Estatuto militar” (Voinskii ustav)

Los registros de archivo conservan casos en los que “un hombre comete sodomía con un hombre”, pero es difícil evaluar la escala total de estas persecuciones. A lo largo de todo el siglo XVIII se registraron no más de cincuenta causas penales por cargos relacionados con relaciones homosexuales, y las condenas efectivas siguieron siendo poco frecuentes. Además, desde 1744 la pena de muerte en Rusia quedó restringida a los delitos contra el Estado, y por ello entre 1741 y 1761 no se llevó a cabo ni una sola ejecución en el país.

Mijaíl Ivánovich Majáev, “Vista del Fontanka”, 1753 Mijaíl Ivánovich Majáev. “Vista del Fontanka”. 1753

Al mismo tiempo, en Europa los castigos eran mucho más duros. Por ejemplo, en los Países Bajos, en 1730–1731 comenzaron persecuciones masivas de homosexuales, que recordaban a una “caza de brujas”. Se les culpaba de desastres naturales —como terremotos e inundaciones— y, sobre esa base, alrededor de trescientas personas fueron ejecutadas.

La era petrina y la moral cortesana

En el Renacimiento y la temprana Edad Moderna, en las cortes reales europeas —en especial en la francesa— el libertinaje sexual y la falta de selectividad a menudo se consideraban algo bastante normal. Eran comunes las múltiples relaciones y la ausencia de expectativas estables de fidelidad; algunos autores también describieron —y condenaron— una vida cortesana que incluía sexo en grupo e incesto. Pero ya en el siglo XVII Europa occidental empezó a tomar medidas para contener esos excesos.

En Rusia el proceso fue más complejo. Si en Europa occidental primero se produjo un máximo relajamiento de las normas y luego un intento de “domarlo”, entre las élites rusas se desarrollaron al mismo tiempo dos dinámicas: por un lado, una relajación visible en comparación con la época anterior; y, por otro, un impulso por volverse más “civilizadas” según los estándares europeos.

Buena parte de este giro se vincula con Pedro el Grande en lo personal. El príncipe y escritor político del siglo XVIII Mijaíl Shcherbatov sostenía que precisamente desde la era petrina debía fecharse el inicio de la “corrupción de las costumbres” en Rusia:

“…las costumbres, que, a falta de cualquier otra ilustración, habían sido corregidas por la fe, al perder ese apoyo comenzaron a deslizarse hacia el libertinaje; pues este ejemplo de violar el sacramento del matrimonio, que por su naturaleza es inviolable, mostró que podía quebrantarse sin castigo.”

— Príncipe Mijaíl Mijaílovich Shcherbatov

Ante todo, se trata de cambios en la moral de la élite. Y aun en el periodo anterior a Pedro no todo en los círculos elevados era “casto”: sería un error imaginar el pasado como completamente “puro” en lo moral y estrictamente contenido. Las transformaciones bajo Pedro simplemente hicieron ciertas prácticas más visibles, más legitimadas, o les dieron formas nuevas.

La carta de amor de un noble

Un caso revelador procede de la década de 1740. En el RGADA —el Archivo Estatal Ruso de Actas Antiguas— se conserva una nota amorosa escrita por un noble de San Petersburgo, Andréi Ivánovich Mólchanov, quien ocupaba un alto cargo en la administración policial de la ciudad. La dirigió a un furman local (un cochero o conductor de carruaje contratado).

«Amigo mío, Vasyliushka: eres alto de estatura, pero pequeño en amor. Se ve que ya no me necesitas. Hace tres días que no te veo y ya me he quedado solo. Duele que me haya acostumbrado a ti y no pueda olvidarte, y tú me hayas abandonado… El martes, si para entonces sigo con vida, iré a verte para tomar vapor en la casa de baños…»

— Andréi Ivánovich Mólchanov, de una nota a un cochero

Las autoridades se enteraron de la carta y abrieron una investigación. A los investigadores les interesaba ante todo el aspecto social y de servicio: ¿por qué Vasyliushka mantiene “tratos amorosos” con un consejero de la Cancillería del Jefe de Policía? ¿Por qué un hombre de condición inferior sostiene una relación especial con un miembro de la nobleza? En la lógica de la pesquisa burocrática, se suponía que una cercanía así podía encubrir un soborno, un abuso de cargo u otro delito vinculado a la corrupción.

La investigación no halló ni sobornos ni ningún otro beneficio ilícito. A partir de ahí, el interés por el asunto se desvaneció y el expediente se cerró. Como ya sabemos, en aquel momento el castigo por las relaciones entre hombres se aplicaba únicamente a los miembros del servicio militar, y a Mólchanov no se lo trató como militar.

Iván Yakóvlevich Vishniakov, «Retrato de Matvéi Semiónovich Bégichev», 1757. Un retrato masculino típico de mediados del siglo XVIII Iván Yakóvlevich Vishniakov. «Retrato de Matvéi Semiónovich Bégichev». 1757. Un retrato masculino típico de mediados del siglo XVIII

Catalina la Grande: proyectos de ley y un enfoque más benigno

Tras la muerte de Pedro el Grande, Rusia continuó asimilando ideas europeas sobre la moral. En la propia Europa, esas normas se habían ido formando durante siglos bajo la influencia del cristianismo en sus distintas confesiones.

En Rusia, este giro hacia un “modelo europeo” se aprecia con especial claridad en los intentos de volver el derecho penal más sistemático y comprensible. Con ese fin se crearon las “comisiones legislativas”: órganos temporales encargados de preparar un nuevo códice de leyes. En dichas comisiones participaban, por un lado, funcionarios designados por el Estado y, por otro, representantes electos de los distintos estamentos sociales.

En el proyecto de “Código Penal” de 1754–1766, elaborado por una de esas comisiones, figuraba un artículo sobre el “pecado de Sodoma”. En el texto, el castigo dependía de la edad del acusado: para los menores de 15 años se preveía un castigo corporal con varas (azotes con varillas delgadas); para quienes tenían entre 15 y 21 años, además de las varas, se añadía el destierro a un monasterio “para su corrección”; y los hombres adultos se enfrentaban a azotes con el knut y al destierro perpetuo a Siberia.

Este proyecto quedó en eso: un proyecto. Nunca se adoptó, pero deja ver un cambio de enfoque: en lugar de la pena de muerte, se proponían otras medidas, “más suaves” en el sentido de renunciar a la ejecución, aunque seguían siendo extraordinariamente crueles.

El caso de Grigori Teplov

En la década de 1760 se instruyó un proceso contra el influyente estadista Grigori Nikoláyevich Teplov: sus siervos domésticos presentaron una denuncia en la que lo acusaban de acoso. En Rusia, los nobles efectivamente podían forzar a los siervos a mantener relaciones íntimas. Para la nobleza, la violencia sexual podía funcionar como una forma de exhibir poder y de confirmar la “masculinidad” tal como ellos la entendían.

Sin embargo, ese tipo de quejas a menudo no se traducían en un castigo para el noble: el Estado prefería archivar los casos, al parecer por temor a que el reconocimiento oficial de la culpabilidad de una persona influyente aumentara el descontento campesino y socavara la estabilidad del sistema.

En el caso de Teplov, la emperatriz Catalina la Grande rechazó las acusaciones. La causa se cerró y, poco después, Teplov recibió un ascenso y fue nombrado miembro del Senado (uno de los órganos supremos de gobierno y justicia del imperio). Los campesinos que se atrevieron a presentar la denuncia fueron desterrados a Siberia.

Teplov estuvo casado dos veces y tuvo tres hijos. Para el siglo XVIII esto no parece una contradicción: las relaciones entre personas del mismo sexo podían coexistir con un matrimonio heterosexual, ya que el matrimonio solía cumplir una función social o servir de tapadera para preservar el honor y evitar el escándalo. En los casos penales abiertos que se conservan por “sodomía masculina”, los acusados estaban casados.

👉 Tenemos un artículo aparte: Grigori Teplov y un caso de sodomía.

Autor desconocido, «Retrato de Grigori Nikoláyevich Teplov» Autor desconocido. «Retrato de Grigori Nikoláyevich Teplov»

«Vergüenza y deshonra» en lugar de castigo corporal

Más tarde, el nivel de persecución de las relaciones entre personas del mismo sexo, establecido por el Estatuto militar, se volvió todavía más benigno. En el Nakaz (Instrucción) de 1767 de Catalina la Grande —un documento programático en el que la emperatriz expuso los fundamentos de su política y los principios para las leyes futuras— ya no se mencionaban los castigos corporales por relaciones homosexuales. Catalina consideraba que la «vergüenza y la deshonra» podían ser un castigo suficiente: la persona debía ser castigada mediante la condena pública.

Una parte importante del Nakaz se inspiraba en las ideas de la Ilustración europea occidental: el movimiento intelectual del siglo XVIII que defendía que las leyes debían hacerse más racionales y humanas. Entre los pensadores cuyas ideas se dice que Catalina aprovechó figuran Montesquieu, Diderot y d’Alembert.

«Deben abolirse todos los castigos que puedan desfigurar el cuerpo humano».

— Catalina II (Catalina la Grande)

Al mismo tiempo, Europa avanzaba en la dirección contraria. En 1768, el Imperio austríaco adoptó un código penal conocido como la Constitutio Criminalis Theresiana, que prescribía la pena de muerte para las relaciones homosexuales. El código incluía además apéndices con ilustraciones de instrumentos de tortura e instrucciones sobre cómo utilizarlos.

Un escándalo monástico: cómo actuaba la Iglesia en casos así

En 1767, el Sínodo recibió una denuncia del Monasterio de Macáriev de Zheltovodsk (hoy situado en la actual región de Nizhni Nóvgorod). En el Imperio ruso, el Sínodo era el máximo órgano de gobierno de la Iglesia y, al mismo tiempo, su más alto tribunal eclesiástico.

La denuncia la presentó el archimandrita Ambrosio, abad del monasterio. Escribió que un monje llamado Anatoli —que previamente había sido desterrado a ese monasterio por faltas anteriores— mantenía de forma regular relaciones íntimas con un joven sirviente del monasterio llamado Vasili. En este contexto, “sirviente del monasterio” significa un ayudante joven adscrito al convento, encargado de recados menores y de las tareas cotidianas.

Antes de dirigirse al Sínodo, Ambrosio intentó resolver el asunto dentro del monasterio. Instó a Anatoli a poner fin a la relación. Anatoli se arrepintió y prometió enmendarse. Dijo que dejaría de ver a Vasili, pero un par de semanas más tarde fueron sorprendidos juntos de nuevo.

Después de eso, interrogaron a Vasili, y él admitió que había seguido viéndose con Anatoli. Al mismo tiempo, Vasili dijo estar dolido porque Anatoli había iniciado un idilio con otro joven: un nuevo asistente.

Como castigo, Ambrosio ordenó azotar a ambos jóvenes y enviarlos de vuelta con sus familias, a aldeas cercanas. Sin embargo, incluso después de eso, unas semanas más tarde Anatoli y Vasili volvieron a ser vistos juntos.

Fue entonces cuando Ambrosio recurrió al Sínodo. La investigación posterior confirmó no solo el hecho de la relación, sino también la existencia de un conflicto interno en el monasterio: los materiales del caso sacaron a la luz acusaciones mutuas de traición entre Anatoli y el propio Ambrosio.

El desenlace fue el siguiente: Anatoli fue trasladado a otro monasterio, y el archimandrita recibió una amonestación formal. La reprimenda no se debió a que Ambrosio hubiera “llevado mal la investigación”, sino a que envió la denuncia directamente al Sínodo, pasando por alto al arzobispo. El arzobispo era la autoridad eclesiástica regional de rango superior a través de la cual debían tramitarse este tipo de apelaciones. Es decir, Ambrosio fue castigado por vulnerar el procedimiento administrativo.

Las autoridades eclesiásticas podían mostrar cierto grado de tolerancia hacia las relaciones entre personas del mismo sexo dentro del clero, en el sentido de que no necesariamente buscaban convertir estas historias en el castigo más severo posible. Desde el punto de vista formal, la acusación del archimandrita no entraba en el ámbito de la ley secular: las disposiciones penales sobre las relaciones entre hombres se aplicaban únicamente a los soldados. Al mismo tiempo, el Sínodo contaba con sus propias medidas eclesiásticas: podía suspender a clérigos de sus funciones o imponer epitimia, una forma de penitencia —por ejemplo, la prohibición de comulgar durante un periodo determinado—. Quienes más sufrían eran los jóvenes sirvientes.

Monasterio de Macáriev de Zheltovodsk, un grabado de 1832 Monasterio de Macáriev de Zheltovodsk. Grabado, 1832

Si un incidente semejante hubiera ocurrido en la mayoría de los países europeos del siglo XVIII, lo más probable es que todos los implicados se hubieran enfrentado a la pena de muerte. Pero en Rusia, pese a tomar de Europa tanto leyes como modelos culturales, las relaciones homosexuales todavía no se percibían como una amenaza para el orden público y casi nunca se convertían en objeto de una persecución real. Se entendían como una desviación de la norma, no como un delito grave que el Estado estuviera obligado a castigar con la máxima severidad.

Solo hacia finales del siglo XVIII varios países europeos comenzaron a suavizar las penas por las relaciones homosexuales. En Austria y Prusia, en las décadas de 1780 y 1790, la pena de muerte fue sustituida por la prisión o el internamiento en instituciones correccionales. En Francia, durante la Revolución, el nuevo código penal de 1791 abolió el castigo por los “delitos contra la moralidad”, incluidas las relaciones homosexuales.

En Rusia, en cambio, fue emergiendo gradualmente la tendencia opuesta. En 1832, bajo Nicolás I, el Imperio ruso introdujo el castigo penal por el “pecado de sodomía” para la población civil. El artículo se incorporó al derecho penal general, y no quedó limitado a los reglamentos militares. Pero ese es el tema del próximo artículo.


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Referencias y fuentes

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  • Muravyeva M., Toivo R. M. Personalizing homosexuality and masculinity in early modern Russia. [Muravyeva M., Toivo R. M. – La personalización de la homosexualidad y la masculinidad en la Rusia de la Edad Moderna]